Sacerdotes

Jaime López-Riobóo

Nací y crecí en una familia muy buena en la que recibí la fe, los sacramentos y una educación religiosa. Pero en nuestra casa, Dios no era el centro, ni lo primero, ni lo más importante. Por ello, la posibilidad de ser sacerdote nunca entró dentro de mis opciones. Siempre había pensado en estudiar una carrera civil y formar una familia.

Pero el Señor tenía otros planes y fue por medio de una dificultad en los estudios en el año 2011 cuando Él empezó a hacer de las suyas… Fruto de esa dificultad surgió la necesidad de cambiarme de colegio y, cuando mis padres y yo, ya teníamos pensado un colegio laico en el que el nombre de Dios estaba silenciado, una tía mía nos propuso la posibilidad de que yo me cambiase al Colegio Arzobispal del Seminario Menor de Madrid. Al principio dijimos que no, pues ya estaba prácticamente decidido que iría a aquel otro colegio no religioso, pero después, con el paso de las semanas, vimos que quizá sería una buena opción. Finalmente hice las pruebas de acceso y comencé en septiembre de 2011 el tercer curso de la ESO en el Colegio Arzobispal.

Aunque me costó bastante el cambio, mereció la pena. Los dos primeros años allí, comencé a descubrir la belleza de la Iglesia mediante el testimonio de tantos compañeros que vivían su fe con mucha naturalidad, mediante el cuidado de las celebraciones litúrgicas en el colegio y, como no, mediante las vidas entregadas de los sacerdotes que nos acompañaban.

Por medio de todos estos acontecimientos de alegría y sufrimiento, de luz y oscuridad, de paz y cruz, Dios fue preparando el terreno para tocar mi corazón.

Cuando estaba en 1º de Bachillerato tuve un encuentro muy fuerte con Jesucristo que empezó a cambiarme poco a poco: empecé a cuidar más la confesión y a vivirla con más profundidad, empecé a asistir diariamente a Misa, hice ejercicios espirituales y comencé a implicarme más en las actividades que organizaba el Seminario Menor. El Señor en este tiempo seguía enamorándome y conquistándome y fue entonces cuando surgió en mí esta llamada: “¿Por qué no eres sacerdote?”.

Esta semilla de la llamada que Dios había plantado en mí, hubo que ir regándola y cuidándola y esto hice mediante el acompañamiento espiritual durante este tiempo. Al terminar 2º de bachillerato, debido a la inseguridad e inmadurez propia del momento, no tuve fuerza para dar el paso de llamar a las puertas del Seminario Mayor y por ello comencé a estudiar una carrera en la universidad civil. Fue en este año de carrera cuando el Señor me hizo ver con claridad, por medio de diversos acontecimientos que viví, que no podía seguir demorándome en darle una respuesta a esta llamada que Él me hacía. Comencé pues en enero de 2016 el curso de Introductorio en el Seminario de Madrid y en septiembre de 2016 entré definitivamente en el Seminario.

Los años de Seminario están siendo un tiempo de gracia, de dejar que Jesucristo siga conquistándome y encendiendo en mí el deseo de entregarme a Él por la salvación del mundo. También está siendo un tiempo de dejar que Él ordene, sane, transforme mi vida y mi historia y me prepare así para ser un sacerdote según su Corazón.

Doy muchas gracias a Dios de poder estar viviendo esta etapa de pastoral en la Parroquia de San Miguel Arcángel de Las Rozas, donde tanto estoy aprendiendo y donde el Señor sigue avivando ese deseo que encendió en mí cuando tenía 16 años y que es un eco de su oración sacerdotal: “por ellos me ofrezco” (Jn 17,19)

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies